En noviembre de 2020, Pronus Capital estructuró la primera Titularización de Cartera de Libranza originada por una entidad no regulada (Finsocial) y calificada por Fitch, por un monto de 50 mil millones de pesos. La estructura, cuya colocación se dio entre inversionistas institucionales en el Segundo Mercado, muestra una nueva tendencia en el mercado de capitales colombiano.
En efecto, existe apetito creciente por inversiones alternativas, como la titularización descrita. Por ejemplo, en entrevista con Dinero[1], Andrés Lozano, Vicepresidente de Inversiones de Colfondos, afirmó que los activos alternativos tienen el mejor perfil de riesgo-retorno y, por ende, son los más atractivos para las Administradoras de Fondos de Pesiones – AFP. De hecho, este interés fue recogido en el Decreto 1393 de 2020, el cual modificó el régimen de inversión de las AFP para permitirles incrementar sus inversiones en este tipo de activos, habida cuenta de la disminución que se ha visto en retornos a las inversiones de renta fija a nivel global, por cuenta, entre otros, de la disminución de las tasas de inflación de los países. Por ende, es razonable esperar que estos inversionistas institucionales se conviertan en jugadores importantes dentro de ese mercado. Unido a lo anterior, hay un renovado apetito por instrumentos de Renta Fija, como lo demuestra que, según resultados de las emisiones de la Bolsa de Valores de Colombia – BVC, en 2020 se ha presentado una sobredemanda de 1.88x para las emisiones de renta fija, adjudicándose COP $12.93 Bn, frente a una demanda total de COP $24.38 Bn[2].
Ahora bien, la titularización es un instrumento idóneo para permitirle a muchas empresas medianas y grandes mitigar el impacto derivado de la pandemia. En efecto, los aislamientos obligatorios y el distanciamiento social han limitado drásticamente la actividad de empresas en múltiples sectores y como consecuencia, han impactado fuertemente sus ingresos y flujo de caja. En consecuencia, estas empresas actualmente tienen necesidades apremiantes de liquidez para enfrentar la caída en ingresos y mantener abierta su operación. Sin embargo, a pesar del estado de vulnerabilidad financiera en el que se encuentran, se trata de empresas con modelos de negocio sostenibles en el largo plazo y fuentes de ingreso estables. Más aún, no solo son “negocios bonitos” que vale la pena sostener en el tiempo, sino además son motores importantes para la economía en cuanto a la importancia de los servicios que ofrecen y su capacidad de generación de empleos directos e indirectos. Por ejemplo, el sector de los restaurantes, duramente golpeado por la pandemia, representaba 1.5 Mn de empleos a principios del 2020, de los cuales 500,000 eran directos y un millón indirectos. Difícilmente alguien podría imaginar una economía sin restaurantes; es evidente que una estrategia bien instrumentada de grupos “restauranteros” podría conseguir titularizar ingresos futuros, permitiendo sobrellevar la disminución de comensales del periodo 2020-2021.
¿Cómo se hace esto? En Pronus Capital sabemos que el Segundo Mercado es ideal para este tipo de emisiones (para los conocedores, este es el equivalente al 144-A en Estados Unidos). Se trata de un mercado exclusivo para inversionistas calificados o profesionales y tiene una serie de características que lo hacen un espacio ideal para nuevos emisores o emisiones de menor tamaño. Por ejemplo, no exige un monto mínimo de emisión y tiene cargas más livianas a nivel regulatorio en comparación con el mercado principal (ej. Inscripción automática al RNVE, exención de representante legal de los tenedores, obligaciones de reporte de información). Inclusive, la Bolsa de Valores de Colombia – BVC cuenta con un espacio en su infraestructura para generar un mercado secundario que podría darle liquidez al título.
Ahora bien, ¿cómo usar las emisiones de Segundo Mercado para financiar una disminución de ingresos (temporal) por la pandemia? Las Titularizaciones o esquemas fiduciarios de garantía ofrecen ventajas importantes, pues son esquemas de financiación “a la medida” de las necesidades de las empresas. De cara a los inversionistas, el elemento diferenciador está en que la emisión no está respaldada por el patrimonio de la empresa, sino directamente por sus flujos de caja futuros. En estos esquemas es imprescindible contar con una estructura financiera y legal sólida que garantice aislamiento patrimonial y una cobertura adecuada de los diferentes riesgos.
Si acaso fuera necesario usar una mejora crediticia para los títulos y por consiguiente su calificación, el Gobierno diseñó un mecanismo de garantía a través del Fondo Nacional de Garantías – FNG. Para el efecto, el Decreto 817 de 2020 autorizó la emisión de bonos en el Mercado de Valores para empresas S.A.S. y permite que dichas emisiones sean garantizadas por el FNG. En esta misma línea, el FNG creó el Programa Especial de Garantías “Unidos por Colombia” dirigida a Bonos Ordinarios en el Segundo Mercado y específicamente para Emisores con Disminución de Ingresos del 20%, en virtud de lo cual se garantiza el 70% del capital de emisiones hasta por COP $1 Bn, cada una por máximo COP 160,000 Mn. Según el informe de avance del FNG, se han registrado reservas de emisiones bajo el programa de Bonos Garantizados por COP $1.46 Bn aproximadamente y una utilización total de COP $1.3 Bn[3].
En síntesis, estamos atravesando una coyuntura muy singular en la cual negocios que son muy robustos en tiempos normales se encuentran en un estado vulnerable. Estos negocios necesitan hacer realidad uno de los principios básicos de la microeconomía para sobrellevar la crisis: trasladar parte de su liquidez futura (proveniente de ingresos determinables) por liquidez en el presente (para cubrir sus necesidades actuales de caja). El instrumento que lo permite es la titularización. De otro lado, los inversionistas, a pesar de invertir con la mayor cautela en tiempos de alta volatilidad en el mercado, tienen un apetito marcado por activos de baja correlación, siempre que les ofrezcan las condiciones correctas a nivel financiero y estructural. Así, estos inversionistas están dispuestos a ofrecer sus recursos incluso a un costo inferior al que podría ofrecer un préstamo común y corriente un banco, toda vez que el esquema de fondeo estructurado ofrece protecciones adicionales que disminuyen su exposición al riesgo, lo cual constituye la ventaja más importante de la desintermediación. Este “gana-gana” para las empresas (emisores) e inversionistas, abre un espacio de mercado para las titularizaciones, con beneficios claros para empresas de cualquier tipo y en cualquier industria.
[1] Dinero (2020). https://www.dinero.com/inversionistas/articulo/colfondos-pide-mas-inversiones-en-activos-alternativos-para-las-afp/292886).
[2] BVC (2020). https://tradersbvc.com.co/categorias/productos?cp=NTU=).
[3] FNG (2021). https://www.fng.gov.co/ES/Paginas/Asi_Vamos_Unidos_por_Colombia.aspx).